Alegre y entusiasta sin dependencias ni medicamentos

La alegría es uno de los sentimientos más buscados por el ser humano y quizá uno de los que más cuesta encontrar y, sobre todo, mantener. Decimos que estamos felices cuando nos sentimos entusiastas, libres, gozosos y realizados con lo que hacemos. Cuando sucede esto, significa que en nuestro cerebro se están segregando unas sustancias llamadas endorfinas, las cuales son las responsables de que nos sintamos alegres y llenos de vida.

Sin embargo, el efecto de estas sustancias naturales en el cerebro no siempre es tan duradero como quisiéramos, y muchas veces la alegría pasa rápido o, en ocasiones, parece que nos deja un poco más solos o poco entusiasmas que antes.

¿Qué hacer para mantenernos alegres? ¿Es imposible estar en un estado de entusiasmo durante todas nuestras actividades del día? ¿Qué es lo que nos hace que el ánimo “baje” y todo empiece a parecer poco gustoso y disfrutable?

La alegría permanente

La alegría permanente es algo a lo que el ser humano puede aspirar, en realidad, nacimos para estar contentos y llenos de energía y vida, pero quizá el problema reside en que actualmente hay muchas complejidades e información en la vida moderna la cual eclipsa nuestros verdaderos sentimientos de alegría, gozo y, sobre todo, de descubrimiento y aventura.

Sin embargo, a pesar de que pareciera una misión imposible, hay muchas cosas que puedes hacer y revalorar para sentirte animado y entusiasta, estar feliz en realidad tiene más ventajas de las que te imaginas, no solo se tata de traer “una cara feliz” ni de caerle bien a todos, sino que la persona alegre, pacífica y sencilla sin duda conoce secretos de sí mismo que no conocen ni han descubierto aquellos que están con poca paz, gozo y alegría.

Mantener las endorfinas en el cerebro

Hemos dicho que cuando te sorprendes con una sensación de entusiasmo, paz y ganas de vivir, es que en tu cerebro hay una buena producción de endorfinas, es decir, de las hormonas de la alegría y el gozo. Esto equivaldría a decir que, cuando pasa la alegría, entonces estas sustancias han bajado en tu cerebro.

Las personas que se sienten depresivas, apáticas, poco motivadas, etc., tienen bajos niveles de estas hormonas. También las personas enfermizas, decaídas, apáticas, que no disfrutan la vida y son pesimistas, tienen muy bajos niveles de estas sustancias.

Ansiolíticos, medicamentos y fármacos contra la depresión, tristeza, etc.

Muchas veces recurrimos a remedios como tomar fármacos, ansiolíticos y otras sustancias para sentirnos bien y evitar estar depresivos, tristes, ansiosos, tensos, etc.  Pero lo que hacemos cuando tomamos estas sustancias químicas es propiciar, de forma química y artificial, la producción de hormonas de la alegría, y lo que hacemos realmente cuando resolvemos estas sensaciones por medios artificiales es volver al sistema endocrino más débil y flojo cada vez para producir dichas hormonas de forma natural, es decir, estamos provocando que el cuerpo se acostumbre a que los medicamentos hagan su labor por él. A la larga, corremos el riesgo de volvernos dependientes a tomar sustancias para sentirnos bien.

¿Qué haces para sentirte bien?

Hay otras formas que usamos para sentirnos alegres y que no solamente tiene que ver con “tomar algo”. Comer mucho o hablar mucho, por ejemplo, o criticar a un tercero (porque eso nos hace sentir importantes, etc.), son otras formas de tratar de conseguir la felicidad que no sentimos o tapar algo que no queremos sentir. Es por eso que muchas veces, debajo de la obesidad o de las personas que hablan mucho, encontramos fuertes sentimientos de incomprensión o de muy baja valoración de sí mismos.  También podemos aspirar a la alegría por medio de la pareja, cuando uno, en lugar de compartir amor, lo demanda, entonces uno se está volviendo dependiente afectivo, lo cual se puede entender en que la persona no ha encontrado los recursos para hacerse sentir feliz ella misma.

Todas estas “felicidades” que buscamos en la pareja, comida, bebida, etc., muchas veces nos dan solamente momentos pasajeros de felicidad, pero basta que se nos prive de ellas para empezar a sentirnos mal, desesperados, ansiosos y entonces, la vida ya no se hace disfrutable.

Drogas

Hay otros recursos más severos para sentir felicidad: las drogas como la marihuana o la cocaína (entre la larga lista de ellas), por ejemplo, dan un grado de felicidad potente y al instante, pero destruyen. Recurrir a este tipo de “alegrías” puede ayudar a no sentir, por ejemplo, dolores emocionales fuertes, es un medio muy propicio para aquellas personas que de alguna forma tratan de evadir sentimientos que no pueden confrontar, como culpas severas, resentimientos, sentimientos de violencia guardados, infelicidad profunda, etc. Las drogas son los medios más fáciles para desentenderse del mundo del dolor emocional, por eso cuestan caro, porque dan placer sin pedir mucho a cambio sino algo de plata. Si observamos, muchos de los consumidores de drogas se mueven en círculos sociales superficiales, necesitan de muchas cosas para ser felices.

Pero, también hay consumidores de drogas que no se sienten “superficiales” sino espirituales, y que consideran que con el consumo de ciertas drogas (como el canabis y los hongos, por ejemplo) se logra cierta consciencia o contacto con la naturaleza o lo divino, o se logra algún tipo de acercamiento o ascensión espiritual. Podría ser, quizá, que para ellos la droga fuese su carruaje al cielo.

Como sea, en realidad, no importa mucho la finalidad con la que se consuma la droga, lo cierto es que esta tapa emociones y sentimientos sobre todo de dolor, confusión y frustración, y hace la vida placentera y disfrutable en instantes.  ¿Por qué uno se vuelve adicto? Porque el cerebro se acostumbra a producir estas sensaciones a través de medios externos. Así que se vuelve muy flojo y cada vez a la persona le cuesta más dejar estos hábitos, sobre todo cuando son drogas severas.

La alegría natural

Una vez sabiendo los tipos de alegrías que producen endorfinas, es necesario que te observes bien y comprendas que haces en tu vida para obtener la alegría, de que dependes para sentirte bien. Entre menos necesites para sentirte bien, más la alegría podrá empezarse a ser algo permanente den tu vida. Entre menos dependas de cosas externas para sentirte alegre y en paz, o con gozo, libre y animado, más, se puede decir, estarás descubriendo esa verdadera felicidad que realmente existe en ti.

¿Cómo empezar a lograr una felicidad permanente?

Una forma de ir desarrollando una felicidad más profunda y permanente en tu vida es empezar por tratar haciendo todo un esfuerzo de voluntad por no consumir sustancias químicas ni drogas de ningún tipo, y tratar de ayudarte con hierbas e infusiones para calmar la ansiedad y que te ayuden a sentirte más animado. Sabemos lo complejo de dejar estas dependencias, pero puedes buscar ayuda si es necesario para que puedas empezar a despegarte de ellas.

También es necesario que hagas un esfuerzo por no recurrir a comer pasteles, ni azúcar, ni todo eso que solo te da un momento pasajero de gusto. Si te sientes ansiosa y no sabes que hacer, puedes tratar de tomar una infusión de mejorana, manzanilla, anís o sauce, etc., hierbas naturales que pueden ayudarte a empezar una producción de endorfinas natural en tu cabeza y a reducir tu ansiedad y angustia. Muchas dietas no se pueden lograr por falta de voluntad y de dejar que el hábito de lo cómodo y superficial nos domine.

No te dejes llevar por los clichés perfeccionistas de la sociedad, que no te intimide la propaganda que dice que debes tener, por ejemplo, ciertas medidas o rasgos faciales para ser querida o aceptada. Este es sólo un ejemplo, pero hay muchas cosas que se anuncian por allá afuera y que intentan hacerse indispensables en tu vida, pero que solo provocan que te angusties por no tenerlas o por no ser de cierta forma.

Otra recomendación para empezar a lograr una felicidad más estable y profunda es buscar las cosas que realmente te hacen feliz y dejar de vivir para los demás o para lo demás, dejar de considerarte una máquina o robot que solo vive para trabajar y pagar o atender los asuntos cotidianos. Hay que rebasar estos límites sociales de la felicidad e ir más allá, centrarse más en lo que uno verdaderamente quiere obtener de su vida, aprender a abrir más los ojos y a considerar más lo que hay a nuestro alrededor, y, sobre todo, empezar a generarse valor para dejar atrás todo aquello que te hace sentir poco valioso, construirte un autovalor y confianza a través de tu autoconocimiento y el desarrollo de tu propia habilidad creativa.
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