Es sabido que el consumo de gaseosas se ha incrementado notablemente en las últimas décadas. Las mismas son incluidas en la dieta de los niños cada vez más frecuente y precozmente. Este tipo de bebidas, podrían ser un factor clave en la obesidad infantil en virtud a su alto contenido en azúcar añadido y su baja capacidad de saciedad, que hace que no se compense este consumo reduciendo la ingesta en la siguiente comida.
La gravedad de los datos referentes a la creciente tasa de obesidad infantil exige a los profesionales sanitarios analizar pormenorizadamente todas las costumbres dietéticas propias de la edad, además de las aprendidas trasmitidas por los padres o por los abuelos, con el fin de conocer su implicación en el desarrollo de la obesidad. Es conocida y reconocida la evidencia de la asociación entre un desayuno escaso o nulo y la obesidad, en tanto que altera la regulación hormonal y los mecanismos naturales de saciedad.
Se sospecha que las bebidas azucaradas, como refrescos o zumos, contribuyen en parte a la obesidad.
Resulta lógico pensar que el exceso de productos grasos, dulces y salados, todos ellos muy energéticos, unido a la falta de frutas y hortalizas frescas, costumbres típicas en la infancia, juegan a favor de la obesidad infantil. También se sospecha que las bebidas azucaradas tipo refrescos o zumos contribuyen en parte a la obesidad, pero sólo en los últimos años grandes estudios epidemiológicos han comenzado a investigar esta asociación.
Sumando calorías
Una botella de gaseosa cola de 20 onzas contiene: agua carbonatada, saborizantes naturales y artificiales, un poco de cafeína y alrededor de 17 cucharadas de azúcar, que juntos suman 250 calorías.
En la actualidad, con las cifras de sobrepeso en los niños y jóvenes, las bebidas gaseosas ya no parecen tan inofensivas. Nadie cree que las bebidas gaseosas sean la única causa de la obesidad entre la gente joven, pero las bebidas azucaradas definitivamente pueden ayudar a acumular libras, dice Melinda Sothern, fisióloga del ejercicio y especialista en obesidad infantil de la Universidad Estatal de Louisiana. (La doctora Sothern es la coautora de "Trim Kids" (Niños en forma), una guía para perder peso dirigido a niños con sobrepeso y sus padres.)
Nueve años, 136 kilogramos...
La doctora Sothern ha descubierto que muchos de los niños con obesidad severa, que visitan su clínica de pérdida de peso, "se beben las calorías." Una niña de nueve años que pesaba más de 136 Kg. (300 libras) recientemente llegó a la clínica acompañada de su perpleja madre. La madre no podía entender por qué su hija era tan gorda, si en definitiva no comía mucho. Cuando fue interrogada por el personal, la niña dijo que tomaba 4 ó 5 bebidas gaseosas de 20 onzas al día, lo cual representa aproximadamente de 1.000 a 1.250 calorías al día. Otro misterio resuelto.
Por supuesto, pocos niños pueden ingerir 100 onzas de bebida gaseosa cada día e incluso menos pueden alcanzar 300 libras de peso. Pero muchísimos niños se las arreglan para beber mucha gaseosa.
En un pasado no muy distante, las gaseosas eran un gusto ocasional, algo que los niños consumían cuando salían a comer pizza con amigos, dice Margo Wootan, Ph.D., directora de políticas de nutrición para el Centro para la Ciencia en el Interés Público. En alguna parte a lo largo del camino, se volvió un capricho diario. "Yo no recomiendo que los padres nunca le den bebidas gaseosas a sus hijos, pero no es un alimento para todos los días", dice ella. "El hecho de venderlas en las escuelas hace parecer como si fueran parte de la vida diaria".
En la actualidad, existe fuerte evidencia de que muchas de esas calorías líquidas se convierten en grasa. En un estudio que fue pionero en su clase, los investigadores de Harvard rastrearon tanto el peso como el consumo de bebidas gaseosas de 548 niños de escuela primaria durante dos años. Como se informó en la edición de The Lancet, cada porción diaria de bebida azucarada parece elevar el riesgo de obesidad en un 60%. (*)
Los hábitos escolares
Sin embargo, el dinero no siempre compra la cooperación. En el último año, varias instituciones escolares han decidido prohibir las bebidas gaseosas en las escuelas. En un futuro cercano, las máquinas dispensadoras en las escuelas públicas intermedias y de secundaria del distrito ofrecerán agua, leche, jugo de frutas o bebidas para deportistas bajas en azúcar. Muchos expertos en nutrición aplauden este paso. "¿Por qué todo mundo está tan convencido de que la única manera de obtener dinero es vendiéndole comida chatarra a los niños?". Algunas veces, es necesario reorganizar las cosas e intentar algo nuevo. Falta ver qué tanto costará la prohibición.
De acuerdo con Amanda Purcell, una investigadora del Public Health Institute, el argumento básico es algo como lo siguiente: una bebida gaseosa aquí y allá no le hará daño a nadie, los niños consumirán muchísimas de estas bebidas sin importar lo que las escuelas hagan y las escuelas necesitan el dinero. "Por supuesto -dice la doctora Purcell-, ese argumento era mucho más fácil de presentar cuando no estábamos enfrentados a esta incontenible epidemia de obesidad".
En el mejor de los casos, las compañías de gaseosas a lo mejor ofrecerán contratos lucrativos para vender sus marcas particulares de bebidas saludables y los niños gastarán en jugos, agua y leche como solían hacerlo en bebidas gaseosas. Los distritos escolares "están apostando a que no van a perder mucho dinero y probablemente tienen razón", dice Purcell. En estos momentos económicos difíciles, no todo distrito escolar está dispuesto a arriesgarse.
En algún momento, cada distrito escolar tiene que mirar bien sus prioridades, dice Karen Cullen, una pediatra y nutricionista del Colegio de Medicina de la Universidad Baylor. "Todo se reduce a la forma como se perciba una escuela, ¿es un ambiente saludable o no?" Los padres, los profesores y otras personas que se preocupan por los niños deben observar cuidadosamente lo que está sucediendo en las escuelas locales, dice. Cuando los ciudadanos preocupados se pronuncian lo suficientemente fuerte, pueden ejercer más influencia de la que las compañías de gaseosas alguna vez puedan esperar comprar.
Los padres que quieran pronunciarse contra las bebidas gaseosas deben comenzar en el hogar, dice la doctora Sothern. No deben tratar de prohibir completamente las gaseosas, pero deben establecer límites. Una lata de gaseosa de unos 355 ml (12 onzas) cada día debe ser el máximo absoluto, dice, y los niños con problemas de peso deben consumir incluso menos. Gradualmente, con el tiempo, los padres pueden sustituir por bebidas más saludables, de tal manera que las bebidas gaseosas regresen de nuevo a su status inicial como un gusto ocasional.
Afortunadamente, se puede persuadir incluso a los consumidores de bebidas gaseosa más consagrados para que reduzcan su ingesta, dice la doctora Sothern. De hecho, ella ha encontrado que a menudo es la forma más simple para que los niños con sobrepeso adelgacen. La niña de las 300 libras perdió 9 en varias semanas simplemente cambiando las bebidas gaseosas por agua o leche.
Los niños pueden deshacerse del hábito de las gaseosas, pero que las escuelas tengan la misma fuerza de voluntad está por verse.
Tener en cuenta
¿Cuál es la relación entre el consumo de refrescos y la presencia de caries dental?
En la placa dental se encuentra una bacteria que desdobla los azúcares contenidos en las gaseosas, produciendo ácido láctico, el cual disuelve a los 10 minutos luego de su consumo el esmalte dental, provocando caries. Asimismo estas bebidas son en general ácidas, lo que acarrea mayor daño para los dientes.
¿Puede presentar hiperactividad un niño que consume refrescos?
Se ha asociado el comportamiento agresivo destructivo del niño con el consumo de azúcares. Existen evidencias de que un 40% de estos chicos mejoran su comportamiento reduciendo el consumo de estos elementos (eliminando colorantes, saborizantes artificiales y cafeína). Obviamente no es ésta la única causa del problema, pero pareciera tener alguna relación. Conocido es el efecto estimulante de la cafeína, contenida en casi todas las gaseosas cola, que puede manifestarse como excitación psicomotríz o dificultad para conciliar el sueño.
¿Los refrescos dietéticos están indicados para los niños?
Los refrescos que contienen sustitutos de azúcar o "refrescos dietéticos" fueron creados para adultos. Recientemente se ha promovido su uso en la edad pediátrica, ya que hasta el momento aparentemente no se ha visto ningún efecto negativo de su consumo, sin embargo algunos autores, como el Centro para el Control de las Enfermedades en Atlanta, señalan que el aspartame, componente esencial para sustituir el azúcar de los refrescos normales, puede provocar, aunque raramente, reacciones alérgicas.
Por otro lado, se desconoce el impacto a largo plazo de estos refrescos, ya que no existen personas que los hayan consumido desde la infancia y tampoco han sido estudiados por un largo tiempo. Es muy importante señalar que el refresco NO es un alimento necesario para el crecimiento y el desarrollo del niño.
(*) Cuando la prioridad es el dinero
El estudio de The Lancet sonó como un campanazo de alerta entre los expertos en nutrición y desató una avalancha de informes noticieros. Así mismo, esto estimuló a los defensores de las bebidas gaseosas a tomar acción. Incluso la American Dietetic Association, o ADA (Asociación Dietética Estadounidense), publicó una página informativa: “Información confiable acerca de la elección de bebidas”, que proyecta a las bebidas gaseosas en una visión esencialmente positiva.
Alrededor del 75% del texto está dedicado a disipar las preocupaciones sobre las bebidas gaseosas, tales como posibles vínculos con el peso, caries y adelgazamiento de los huesos en los niños y adolescentes.
¿Por qué la ADA se pondría del lado de las bebidas gaseosas? ¿Están los nutricionistas preocupados porque los niños no están recibiendo suficiente azúcar? Muy difícil.
"Muchos miembros de la ADA se enfadaron por esa página informativa", dice Wootan. La letra menuda cuenta la historia real: esta página informativa fue patrocinada por la National Soft Drink Association. Una vez más, el dinero tiene la palabra.
Esta página informativa minimiza la importancia del papel de las gaseosas en la obesidad y la diabetes tipo II. Aunque las gaseosas contienen fósforo, que puede destruir el calcio en los huesos, la página informativa señala que el fósforo también se encuentra en la leche y en la carne de res. Aunque esta página estimula el consumo moderado, ubica firmemente a las gaseosas dentro de una dieta saludable. "Las bebidas carbonatadas comunes contienen calorías; la leche y el jugo contienen calorías, vitaminas y minerales: todas las bebidas pueden tener un lugar en un patrón de alimentación bien balanceada".
Por su parte, la asociación dietética sostiene que tiene una política editorial estricta libre de la influencia de la industria. "La ADA trabaja con la industria y los patrocinadores para producir y proveer fondos para la distribución de las páginas informativas sobre nutrición", dicen las pautas de ADA. "La ADA se reserva el control editorial total del contenido de la página informativa". De hecho, dicha página informativa está en conflicto con la propia posición de la ADA sobre las bebidas gaseosas. Un artículo publicado en la revista de la ADA concluyó: "Los mensajes de educación en nutrición orientados hacia los niños y/o sus padres deberían invitar al consumo limitado de bebidas gaseosas. Se deberían promover políticas que limiten el acceso de los niños a las bebidas gaseosas en las guarderías y escuelas".
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