Según esta teoría, las enfermedades no son causadas por virus o
bacterias, microbios y gérmenes externos a nuestro organismo, sino que
se trata más bien de la descomposición de nuestras células y tejidos, la
que atrae a los gérmenes a su medio natural -tejidos en descomposición-
provocando males mayores.
¿Pero qué es lo que provoca la descomposición de nuestros tejidos?
Para comprenderlo mejor, vamos a darle primeramente un rápido repaso a cómo funciona la bioquímica del cuerpo.
Bioquímica del cuerpo.
El medio líquido de nuestro organismo es tremendamente
sofisticado, transportando cargas y potenciales electroquímicos que
afectan al ph del medio. Un ph demasiado ácido o alcalino puede
obstaculizar la eficiencia de la química y las funciones del cuerpo.
Cuando se da un exceso de acidez, el organismo responde, intentando
proteger las células y tejidos sanos, activando cualquiera de los
sistemas, en la sangre, linfa, células, pulmones y riñones. Pero a veces
el organismo se encuentra sobrecargado por un exceso de acidez, y
cuando ya no puede neutralizar de manera eficaz este exceso de ácidos y
eliminarlos, éstos quedan depositados en los fluidos extracelulares y
las células del tejido conectivo, comprometiendo directamente la
integridad celular.
Cuando los ácidos se van acumulando, éstos comienzan a erosionar
las venas, arterias, células y tejidos, derivando en una desorganización
celular denominada enfermedad degenerativa.
Podemos decir que las alteraciones en el ph del organismo crean un
medio que favorece que las células sanas degeneren en células enfermas o
gérmenes que pasarán a través de varios estados de fermentación. En
este proceso se producen nuevos desechos ácidos que aún desequilibran
más el ph y llegan a interferir en los biosistemas del cuerpo, dando
lugar a diferentes tipos de sintomatologías.
Teniendo en cuenta, pues, que la salud está definida por el
equilibrio ácido/alcalino de nuestro organismo, y sus componentes más
básicos, los tejidos, las células, etc., nuestro interés principal
debería centrarse en mantener este equilibrio, observar las causas que
provocan la desestabilización y evitarlas o neutralizarlas
convenientemente.
Para ahorrarnos las explicaciones acerca de cómo funcionan los
fundamentos del ph, los ácidos y las bases, digamos que en la escala que
se baraja para medir el ph del organismo, se considera el 7 como un
medio neutral. Los números por debajo del 7 son ácidos, siendo el 0 el
más ácido (el 1 correspondería a los jugos gástricos del estómago).
Consecuentemente, los números por encima del 7 son alcalinos.
Fuentes de desequilibrio del ph.
Recordemos una vez más que cuando tiene lugar el desequilibrio del
ph producido en los tejidos y fluidos del cuerpo se crea el medio
perfecto para que los gérmenes se desarrollen, causando una multitud de
síntomas que denominamos equivocadamente enfermedades (dado que la
enfermedad real consistiría en esta desestabilización del ph en
diferentes áreas de nuestro organismo).
Según Robert O. Young y Shelley Redford Young (que han venido a
recuperar en la última década las teorías de una larga lista de
investigaciones en esta misma línea), este desequilibrio puede ser
producido por diversos factores:
-
Los pensamientos y palabras que responden a emociones fuertes.
-
Música impactante y estresante.
-
Fumar y respirar humos y aire contaminado en general.
-
Alimentos ácidos como el cerdo, buey, pollo, pavo, pescado,
huevos, lácteos, pan y cereales, café, alcohol, chocolate y frutas
dulces como manzanas, naranjas, uvas y piña.
No se trata de prohibir todos estos alimentos mencionados, sino de
evitarlos en esas situaciones en las que percibamos un desequilibrio en
nuestro organismo, que por lo general suele ser ácido.
En cualquier caso, Rober O. Young nos ofrece unas directrices
generales en cuanto a los alimentos que deberíamos evitar y, por el
contrario, los que se aconseja incluir en la dieta, así como una
pirámide guía en nuestra alimentación diaria.
El principal desequilibrio, la acidez.
Dada la composición de nuestro organismo, de tendencia al medio
ácido, y la de los productos de que nos alimentamos, la principal causa
de desequilibrio de nuestro ph radica en la excesiva acidez. Para
contrarrestar esta situación, debemos:
-
Evitar alimentos ácidos (carnes y derivados animales, incluidos
los lácteos, azúcares refinados y pastelería, pistachos, cacahuetes,
maíz, azúcar, condimentos como el ketchup y la mayonesa, alcohol,
productos enlatados y embutidos, piñas, naranjas y frutas dulces en
general, como el mango, uvas, peras, manzanas, etc.)
-
Tomar alimentos alcalinos (soja en todas sus variedades,
aguacates, zanahorias, alfalfa germinada, pepino, col, apio, espinacas y
hojas verdes en general, guisantes, ajo, etc.)
-
Evitar azúcares, incluidas frutas dulces, pastelería y pasta (macarrones, espagueti, etc.).
-
Hidratación continuada: agua purificada (evitando todo tipo de sodas, alcohol y estimulantes como el café).
La pirámide de Robert O. Young.
De abajo hacia arriba, la pirámide viene definida como sigue:
-
Basa tu alimentación en los vegetales.
-
Seguidamente, toma abundantes granos germinados y legumbres, lo que supone una buena fuente de magnesio y minerales.
-
Semillas y nueces (las almendras son especialmente una buena fuente de calcio, vitamina E, etc.)
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Aceites ácidos esenciales, como omega 3 y omega 6 (aceite de linaza, de oliva, etc.)
-
Frutas poco dulces y granos (el aguacate es una buena fuente de energía).
Alimentos a evitar.
-
Elimina la no-comida basura: conservas, grasas animales, sal,
azúcar refinado, carbohidratos refinados (frutas dulces), etc.
-
No te pases con la fruta dulce (excepto el limón o la lima; un
vaso de agua purificada con unas gotas de limón por la noche, antes de
acostarte, tiene un excelente efecto detoxificador).
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Evita la carne de cerdo, de buey, de pollo, los huevos, productos
lácteos y todos los derivados de la carne. Evita los productos muertos y
busca los productos vivos.
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Desecha los granos y patatas almacenadas en la despensa durante largo tiempo.
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Evita los condimentos, el alcohol, la cafeína.
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Evita los cacahuetes y el maíz, medio fácil para los hongos.
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Evita el aceite calentado y la comida calentada en microondas.
Los alimentos que no deben faltar.
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Vegetales de hojas oscuras verdes y amarillas (una potente
fuente de clorofila, vitaminas y minerales, fibras, encimas,
fitonutrientes, etc.).
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Granos germinados, como la alfalfa o la soja germinada.
-
Carbohidratos vegetales, como las zanahorias, patatas, calabaza, boniatos, etc.
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Legumbres y granos que no hayan estado largo tiempo almacenados.
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Soja.
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Agua, agua y más agua, pero que sea limpia, purificada.
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