La uña de gato ha sido utilizada en América y Europa desde principios de los años ‘90 como una tratamiento complementario para el cáncer y el sida, así como para otras enfermedades que atacan el sistema inmunológico.
En la medicina herbal actual, se emplea la uña de gato a lo largo del mundo para diferentes enfermedades, incluyendo desordenes inmunes, gastritis, ulceras, cáncer, artritis, reumatismo, desordenes reumáticos, neuralgias, inflamaciones crónicas de todo tipo, y enfermedades virales tales como el herpes zoster (shingles).
La uña de gato (U. tomentosa) es una larga y parra leñosa y su nombre deriva de las espinas con forma de gancho que crecen a lo largo de la parra y se asimilan a las uñas de un gato. Es nativa de la selva Amazónica y otras áreas tropicales de América del Sur y América Central.
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