El látex o savia de color rojo intenso de este árbol amazónico resulta, principalmente, un excelente cicatrizante.
En el alto Amazonas, en Colombia, Perú, Ecuador y Brasil, a una altitud de entre los 1.200 y los 3.000 metros, en el interior de los bosques lluviosos de montaña, tiene su hábitat natural la sangre de drago (Croton lechleri), un árbol de la familia de las euforbiáceas que puede llegar a medir entre 10 y 25 metros de altura, con hojas en forma acorazonada, lustrosas, y flores de color blanco verdoso.
El poder curativo de su látex ha sido bien conocido desde antiguo por los habitantes nativos. La primera referencia escrita de sus usos medicinales se remonta al siglo XVII. Fue documentada por el naturalista español Bernabé Cobo. Ya entonces se observó cómo los indígenas se servían del látex para sellar heridas en la piel, frenar la infección y acelerar la cicatrización. Pero lo usaban también sobre fracturas, heridas y hemorroides.
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