Mitomanía, cuando la mentira es enfermedad


La palabra mitomanía la comenzó a utilizar el profesor francés Ernest Dupré, hacia 1900, viene del griego “mythos” (mentira) y “manía” (compulsión), es un trastorno psicológico que consiste en mentir de forma patológica, falseando la realidad para hacerla más soportable.

Cuando mentir se convierte en un hábito y es la única forma de relacionarnos con los demás, hablamos de mitomanía. Quien la sufre puede tener un carácter con rasgos paranoicos. Cambia la idea que tiene sobre sí mismo y la engrandece como en un delirio de grandeza oculta datos con mentiras. Se diseña una historia y se la cree.

Es un impulso irrefrenable de mentir, no es en sí una enfermedad (aunque hay profesionales de la salud mental que ya la consideran una enfermedad) pero si es un síntoma de que esa persona psicológicamente no está bien.

Lo que diferencia al mitómano de un mentiroso es:
  • El mentiroso inventa mentiras para defenderse o protegerse, es decir, con una finalidad.
  • El mitómano predomina el carácter compulsivo de la mentira sin una motivación, es como una tendencia morbosa de desfigurar la realidad, imagina y siente cosas que no suceden realmente.
  • Los mitómanos mienten de forma metódica y la mayoría de sus mentiras son absurdas, porque no tienen ninguna razón para mentir, la mayoría de la veces mienten, ante situaciones en las que no hay necesidad de mentir.

Estas personas tienen un trastorno emocional por el que imaginan, ven y sienten cosas que no pasan realmente y aquí el que sufre es el mentiroso que se cree sus propias falsedades y las ve como realidades, llegan a manipular para conseguir lo que quieren, utilizan mecanismos de defensa e inventan sucesos, aunque no saben que pueden disfrazar su personalidad.

Pueden mentir para manejar a las personas o por hacer daño.

No es algo inofensivo, tiene efectos negativos sobre quien la padece y sobre quienes la sufren.
El mitómano pasa inadvertido mientras no se habla con él. Una vez establece una relación comienzan sus mentiras y al final son tantas que acaba siendo desenmascarado.

La mitomanía no es inofensiva, ya que tiene consecuencias a distinto nivel.

  • En el plano social, el mitómano comienza a perder credibilidad y se lo califica como el “cuenta cuentos”.
  • A nivel familiar, es visto como una persona poco honesto.
  • Desde el punto de vista de las amistades, éstas tienden a alejarse o la persona acaba apartada del grupo.
  • Es casi imposible que quien padece de mitomanía busque ayuda por sí mismo, generalmente es llevado a consulta por otras personas, pero mientras no se someta a un tratamiento, la mentira dominará su vida. Si se trata puede superar este problema y vivir en la realidad.
Posibles causas:
  • Personas que sufren de algún trastorno de personalidad, personas con un ánimo muy alto, alegres, superficiales, frívolas, que no son constantes y responsables.
  • La insatisfacción o necesidad constante de aprobación, admiración y afecto.
  • Las conductas ambivalentes, familias que aparentan una posición social que no tienen, matrimonios que fingen una relación inexistente o padres que mantienen en secreto una doble vida pueden incitar la mitomanía en sus hijos.
  • La baja autoestima:, los mitómanos son personas que no se aceptan como son.
  • También se puede heredar.
¿Conocéis o habéis vivido con algún caso?
Josep Masdeu Brufal - Naturópata

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